jueves, 22 de febrero de 2018

Entrevista a Carlos Sánchez Franco: "Todavía hablamos de “utopía verde” y sólo empezará a ser realidad cuando estos principios se transformen en norma dispositiva"


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Breve biografía: Carlos Sánchez Franco es arquitecto doctorando en desarrollo territorial sostenible. Tiene 20 años de experiencia en aspectos relacionados con el urbanismo. Actualmente trabaja en la Oficina de Desarrollo Urbano y Ciudad Histórica del Ayuntamiento de Cáceres.
En paralelo a su labor profesional, se le une tanto su diversa actividad docente - universidades de Salamanca y Extremadura, Escuela de Administración Pública, formación en colegios profesionales, etc.- y varias publicaciones.
Por último, una actividad investigadora iniciada en 2015, dentro del programa de doctorado de la Universidad de Extremadura, sobre el desarrollo urbanístico de Cáceres.
1)¿Podría realizarnos un resumen de su trayectoria profesional relacionada con aspectos que tienen que ver con la ciudad? Tanto desde el punto de vista de sus conocimientos como de su experiencia.
Puede que en mi trayectoria profesional influyese, en primer lugar, el hecho de iniciar la carrera de arquitecto en Sevilla, sólo unos meses antes de que comenzara la Expo’92, y haber experimentado todo ese fenómeno, novedoso para uno, de transformación de una ciudad cuya escala y características eran tan distintas al Cáceres en el que me crié.

También desde la Escuela de Arquitectura, asistimos de primera mano al esfuerzo prospectivo por el cual aquel suceso efímero se pretendía traducir en un hecho urbano integrado en un territorio que no sólo había sido también materialmente alterado - plan director de la Cartuja, re-funcionalización de los pabellones, instalaciones e infraestructuras etc.- sino que acusaba los correspondientes efectos sociales en todo su área metropolitana (mercado de la vivienda, mantenimiento y gestión de las grandes infraestructuras, masiva urbanización de la cornisa del Aljarafe,…).

Luego, la primera experiencia con lo público fue Azuaga, de la mano de la Oficina del Área de Rehabilitación Integrada del Conjunto Histórico. Aquello supuso un fenomenal aprendizaje, sobre todo en lo que respecta a la realidad local en un contexto rural como el de la Campiña Sur. Algo parecido a lo que ocurriría en mi etapa en el Ayuntamiento de Alcuescar, un municipio de unos tres mil habitantes enclavado en el centro geográfico de Extremadura donde, como en tantos otros pueblos, las relaciones de dependencia administrativa y laboral se trasladan en general a un radio de más de 30 km, hacia las capitales provincial y regional. Más adelante, en los Ayuntamientos de Coria y Cáceres, ya contaría con esa base como técnico municipal.

Las dos etapas pasadas en Mérida, en la Junta de Extremadura (un total de 10 años), también se han centrado en el urbanismo y la ordenación del territorio, pero ya desde una visión más abstracta: normativa, análisis territorial y procedimientos administrativos. Desde Mérida es inevitable que la ciudad se diluya en un concepto más o menos formulado jurídicamente al que aplicar unos estándares “de calidad o cohesión urbanas” que sinceramente aún adolecen de una determinación digamos “fina”. Y este diagnóstico se confirma también al examinar las políticas y programas que nos vienen de Madrid y de Bruselas (Legislación básica, Directivas, Fondos Europeos,..).

El contraste de esa visión “alejada” con la inmediata realidad local a la que me refería antes, se siente especialmente con la redacción de los planes de ordenación urbana. Es ahí cuando uno, como equipo redactor, ha de tratar de manejarse entre la voluntad ciudadana y la posición preconcebida de las administraciones supramunicipales (Comunidad Autónoma y Estado).
2)Extremadura es una comunidad que se caracteriza por no tener grandes urbes - y por tanto, no sufre graves problemas ambientales como los generados en las megalópolis del mundo - pero cuenta con una serie de ciudades intermedias cuyo funcionamiento y planeamiento actual y futuro deberían considerar una serie de factores que las posicione como centros de referencia en los que permanezca y aumente la calidad de vida de sus habitantes y como territorios sostenibles preparados para acoger a más población, posibilitándose su dinamismo económico e incorporando innovaciones que les permitan estar actualizadas y ser competitivas. En el rango europeo, una ciudad intermedia sería aquella que tiene entre 20.000 y 500.000 habitantes; sin embargo, el calificativo de "intermedia" no está sólo caracterizado por el número de habitantes sino que además, estas ciudades, articulan un territorio y funcionan como centros de referencia para un territorio más o menos inmediato. Considerando la Nueva Agenda Urbana Hábitat III, y a partir de la experiencia y conocimientos que usted posee, qué aspectos de la ciudad considera que sería más urgente abordar para efectivamente generar ciudades (intermedias) sostenibles.



Merece la pena echar un vistazo a las Directrices de Ordenación Territorial de Extremadura que están tramitándose desde hace ya 5 años. Veremos que plantean una cierta estructuración en áreas geográficas funcionales a cuya cabeza se encuentran los denominados núcleos de relevancia territorial. Son estos los que en nuestro contexto regional podríamos asimilar a esas ciudades intermedias de las que se habla. Pero reparando en que la talla poblacional de muchas de estas “cabeceras” desciende al entorno de los 10.000 habitantes y éstas son sólo una quincena del total de los más de 400 núcleos de población existentes. Actualmente, sólo 7 municipios extremeños superan los 20.000 habitantes y el más grande en número, Badajoz, ocupa una situación radicalmente excéntrica respecto del resto del territorio de la Comunidad Autónoma. Por otro lado, creo sinceramente que sólo estudiando las relaciones de dependencia que el conjunto de Extremadura tiene con su entorno peninsular, será posible proyectar un sistema equilibrado de ciudades sostenibles que a su vez sirvan de nodos a partir de los cuales sea posible la supervivencia de los pequeños asentamientos rurales, menores de 5.000 habitantes, que constituyen la mayoría de los municipios en Extremadura.
3)Pensamos que tanto las ciudades intermedias sostenibles como las ciudades de mayor tamaño, deben caminar hacia un modelo que sea capaz de conjugar las siguientes características: sostenible, biofílica, inteligente, epicúrea, playable, humana, inclusiva, creativa y democrática. Respecto a esto, ¿qué opina de todo lo que se está generando en torno a la idea de "ciudad inteligente"? ¿Cree que esta cuestión se está abordando correctamente o bien, se está pecando de querer introducir mucha tecnología inteligente sin tener en cuenta una base estratégica y/o unos objetivos?
A estas alturas eludo discutir las cuestiones más o menos conceptuales. Por el contrario, me interesa mucho más la vertiente práctica: ¿Qué arrastra la etiqueta “ciudad inteligente” o “smart city”? La respuesta es crédito financiero por lo general a través de los FEDER. Desde los años 90, en cada período operativo se nos ofrece una cantidad considerable de asignación presupuestaria para que plantemos iniciativas urbanas (programas URBAN, antes; estrategias DUSI, ahora) y en la última época se suman a los objetivos líneas como la economía baja en carbono (EBC) y las soluciones “Smart”. Pese a que hemos resultado beneficiarios en múltiples ocasiones a través de diversos proyectos, no hay más que ver los datos de las liquidaciones para reparar en que aún podríamos acceder a muchos más fondos y acometer un mayor número de acciones. Si nos fijamos con más detalle, la mayoría de estas iniciativas parten de los ayuntamientos, apoyados en la asistencia, incluso en el ofrecimiento previo, de las correspondientes consultoras cuya vinculación con el sector tecnológico es notoria (comercializadoras y concesionarias de servicios, especialmente). A todo ello hay que sumarle la práctica tradicional, actualmente obsoleta en cuanto a eficacia, de traducir la cuestión urbanística en acción inmobiliaria (re/urbanización y re/edificación) a monitorizar (Big Data) y gestionar desde una central telemática operativa (esto lo desarrollé en el año 2015, en un artículo titulado"¿Smart Cities? Hagamos urbanismo"). Sin embargo, las convocatorias cuyas bases se expresan en las correspondientes Órdenes Ministeriales nos animan a un tratamiento no tan escorado hacia la tecnología, sino hacia la acción integral (ya sabemos, esferas económica, ambiental y social) en cuya aplicación “puntúa”, y mucho, los procesos participativos colectivos y la atención a los sectores de la sociedad en riesgo de exclusión (población vulnerable, accesibilidad universal, barrios marginales, impacto de género,…). 



Ciertamente, es un reto aún por alcanzar el que podamos poner en concierto a las distintas administraciones y a los distintos sectores de la sociedad para plantear una verdadera Estrategia Urbana Sostenible e Integrada (DUSI). Y en esa labor de asistencia técnica, considero que las figuras del urbanista, el agente de desarrollo local y el asistente social son más necesarias que la consultoría tecnológica.
4) Cuando hablamos de ciudades biofílicas, nos referimos a ciudades que presentan un diseño urbano que permite a los habitantes desarrollar actividades y un estilo de vida que los deja aprender de la naturaleza y comprometerse con su cuidado. Asimismo, las instituciones locales de las ciudades biofílicas destinan parte del presupuesto de los gobiernos locales para cumplir este compromiso. ¿Conoce algunos ejemplos de ciudades en España que puedan servir de paradigma en este sentido? (ejemplo: ciudades en las que proliferen las cubiertas verdes, los jardines verticales, las zonas verdes, los acompañamientos viarios y zonas de sombra que sirven de adaptación al cambio climático, etc.) ¿Tiene Cáceres incorporada esa visión en su gestión y políticas urbanísticas?
Más allá del ejemplo recurrente de Vitoria, es evidente que donde más referencia tenemos es en el terreno de las ideas, es decir, desde hace años se llevan formulando los principios rectores que finalmente cuajarán en una forma de configurar las ciudades en relación saludable con el medio ambiente. En la mayoría de los casos, estos principios son aplicados a proyectos puntuales o aún no materializados. Todavía hablamos de “utopía verde” y sólo empezará a ser realidad cuando estos principios se transformen en norma dispositiva. Desde luego, en los últimos años, sobre todo a partir del 2013 con las leyes de evaluación ambiental y la de regeneración, renovación y rehabilitación urbana, se han dado pasos importantes para reforzar la naturaleza ecológica del planeamiento urbanístico y de las ordenanzas municipales. Sin embargo, habría que ser más ambiciosos en la adaptación de ordenamientos en materia civil y demanial que favorezcan, por ejemplo, el uso y dominio público de cubiertas verdes en edificios de titularidad privada. En la legislación urbanística extremeña, ni siquiera la nueva Ley de OrdenaciónTerritorial y Urbanística Sostenible (anteproyecto) se ha atrevido a introducir la posibilidad de que el suelo con destino a dotaciones públicas pueda localizarse en un complejo inmobiliario de carácter urbanístico tal y como permite la legislación básica del Estado.
También figuras jurídicas como la mutación demanial, así como los derechos de superficie, deberían gozar de una aplicación más ágil, de manera que el interés general y el particular convivan con seguridad legal y efectividad. Pensemos en la transformación de la infraestructura gris (red ferroviaria en desuso, viaductos sin servicio) en infraestructura verde (corredores peatonales, carriles bicis, pantallas ajardinadas,…); usemos los solares privados no edificados, los edificios abandonados, incluso la envolvente de aquellos otros que, estando en uso, por sus características permitan su vegetalización para contrarrestar las emisiones de CO2 en calles de tráfico motorizado intenso.
El caso de Cáceres no es muy distinto al de las demás ciudades españolas, por lo que si bien tiene sus ordenanzas de protección del entorno urbano, de ruido, de accesibilidad y un plan urbanístico, del año 2010, más o menos adaptado a los principios antes comentados, aún le falta esa materialización reconocible en el conjunto de la ciudad. Conviene no obstante señalar que, desde hace décadas, esta es una ciudad donde no sólo sus parques y jardines sino la presencia de arbolado en sus calles es apreciable. Y mucho de ello se lo debemos a la voluntad y talento de funcionarios municipales como Diosdado Simón (1954-2002).
Un ejemplo de instrumento de ordenación urbanística que profundiza en la materia ambientales el PlanEspecial de Reforma Interior para el ámbito del Poblado Minero de Aldea Moret(2016). El Poblado, muy deteriorado en lo que respecta a su urbanización original y al parque residencial, cuenta con una protección en materia cultural y su prevista regeneración integra la vegetación existente, la orientación energéticamente eficiente de las nuevas  edificaciones y otras condiciones bioclimáticas.
5) Respecto a las ordenanzas municipales, ¿cuáles de ellas deberían revisarse o considera que deberían incorporarse para lograr ciudades más sostenibles? ¿Se está considerando la adaptación y mitigación local del cambio climático en la ordenanzas municipales?
Actualmente, tanto en Cáceres como en la mayoría de las ciudades, si bien cada vez las ordenanzas municipales incorporan disposiciones, medidas y estándares de sostenibilidad, éstas se encuentran dispersas según los distintos ámbitos (infraestructuras, servicios urbanos, movilidad, accesibilidad universal, ruido, convivencia ciudadana, protección ambiental,…). Por tanto, dado el interés general que la materia supone, habría que abordar una ordenanza integral al respecto. Tenemos dos ejemplos que pueden sentar las bases de dicha ordenanza. El primero, lo encontramos en las legislaciones urbanística y ambiental, que en el caso extremeño actualmente se están revisando. Segundo, las propias Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible e Integral, que si bien no tienen carácter dispositivo nos ofrecen indicadores, métodos de seguimiento y parámetros de actuación que podrían constituirse en condiciones reguladoras. En la evaluación de los impactos en consideración al cambio climático, ni siquiera contamos con un desarrollo reglamentario que nos sirva de criterio, por lo que la ordenanza, aún por llegar, ha de cubrir a día de hoy un vacío normativo considerable.
En todo caso, vuelvo a reivindicar la figura del Plan. El buen plan urbanístico es en sí, además de un proyecto de ciudad, una ordenanza de convivencia entre toda la población local y el medio.
6) En cuanto a urbanismo, ¿hacia dónde cree que deberían evolucionar las ciudades? o bien, ¿qué modelos urbanísticos del pasado deberían recuperarse?
Ciñéndonos a nuestro contexto geográfico, resulta necesario un plan integral y para ello hay que contar de una vez con unas Directrices de Ordenación Territorial, cuyo ámbito físico de aplicación cubra el conjunto de la Comunidad Autónoma extremeña, y sirva como instrumento de gobernanza con el que coordinar cada una de las políticas públicas (medio ambiente, sanidad, vivienda, educación, cultura, economía,...) a ejercer por todas las Administraciones Públicas (Estado, Comunidad Autónoma y Entidades Locales). Pero el reto evolutivo crucial, es activar la iniciativa civil. La participación ciudadana, en casi todas las actuaciones urbanísticas estructurales, no pasa de acontecer episódicamente durante los lapsos de información pública de los instrumentos de ordenación y de los proyectos con impacto ambiental. Aún hoy, estas actuaciones se suelen fraguar de “puertas para dentro” de esas administraciones, puede que con colaboración público-privada (sector empresarial), pero casi nunca ciudadana. Es importante reforzar el asociacionismo estatutario, con marcados fines sociales, ambientales y territoriales, de manera que estas asociaciones encuentren un espacio en el proceso desde el principio; un espacio que no se limite al de la propuesta o la alegación, sino que forme parte del acto decisional. Puede que en las grandes aglomeraciones urbanas superpobladas sea muy difícil organizar esta participación pública efectiva, pero dado el tamaño de los núcleos de población en Extremadura, este reto no requiere más que de voluntad y colaboración; sería, si se acepta el ejemplo, como una aproximación contemporánea a esa fórmula medieval del Concejo Abierto, donde el común de los vecinos constituyen el gobierno (y no olvidemos que el Plan es también un instrumento de gobierno). Siguiendo con el pasado y los modelos urbanísticos a recuperar, no puedo evitar echar de menos aquella forma decimonónica de entender también la ciudad como hecho arquitectónico, donde concebir un espacio público bello. Puede que a estas alturas entendamos ahora lo bello de manera distinta a cómo la entendían Otto Wagner o Cerdá. Alvaro Siza dice que nada es bello si no funciona; tampoco lo será, añadamos, si no es accesible el espacio, o si no es inclusivo. En cualquier caso estas son cuestiones que resuelve también la arquitectura; no ella sola, desde luego, pero las resuelve.
7) Qué oportunidades de empleo identifica en torno a la construcción de un modelo de ciudad sostenible.
Pensemos que en todos los casos tenemos enfrente la ciudad. Lo que falta es que sea sostenible. Por tanto, actuaremos sobre un hecho existente y su entorno. Necesitaremos regenerar y renovar la urbanización: las infraestructuras, los servicios y los espacios urbanos. Rehabilitar la edificación: envolventes constructivas e instalaciones, acondicionamientos interiores. Transformar el suelo rural del entorno en lo estrictamente indispensable para suplir las necesidades, favorecer el desarrollo económico y explotar racionalmente los recursos naturales. Todo este medio físico habremos de adaptarlo para hacerlo accesible. Se trata de mejorar las condiciones de vida ciudadana (alojamiento, ocio y trabajo); de predecir los problemas (contaminación, ruina, residuos, movilidad) y resolverlos eficazmente (monitorización, regulación, mantenimiento, conservación, acogida). Todo ello supone movilizar una formidable demanda de empleo en múltiples áreas que trascendiendo de las tradicionales (construcción, ingeniería, administración,..) apuntan directamente a sectores como el tecnológico, el energético y el ambiental, pero también al de la asistencia social, la investigación industrial, la formación profesional, etc.
 8) ¿Qué ventajas identifica en la ciudad intermedia respecto a la gran ciudad si hablamos de calidad de vida?
No es difícil percatarse de que una ciudad intermedia se encuentra en una situación inmejorable para apostar por los beneficios de la gran ciudad, pero también por las virtudes del pequeño núcleo rural. De la primera, la ciudad intermedia puede conseguir un buen nivel de servicios como aquélla, a un coste racional que tendrá que ver con el respeto a un modelo suficientemente compacto de su trama urbana, donde concentrar al grueso de los contribuyentes que sufragan esos servicios, en un medio más saludable y evitando largos desplazamientos. De la segunda, podrá preservar o, incluso fomentar, un sentido colectivo de identidad local, de relaciones de vecindad, de cercanía social y dinamismo económico, así como una relación con un entorno cuyo ámbito de influencia, frente a las limitaciones del pequeño núcleo rural, podrá alcanzar mayores dimensiones geográficas, de manera que pueda “posicionarse”, en positivo, entre los flujos de intercambio de las grandes metrópolis, corrigiendo la migración poblacional hacia esas metrópolis, equilibrando el sistema territorial dotacional y ofreciendo una alternativa habitacional a la congestión de las grandes áreas urbanas.
9) ¿Podría identificar 2 - 3 experiencias de participación ciudadana en la configuración de ciudades que destaquen porque efectivamente fueron reales y obtuvieron buenos resultados? O alguna en la que usted haya participado.
En los núcleos rurales existen varios ejemplos paradigmáticos de participación del conjunto de los vecinos (‘Tejiendo lacalle’ en Valverde de la Vera, ‘Tejiendo vida’ en Oliva de Plasencia, ‘Unpueblo…Un museo’, en Piornal). Pero en el caso de ciudades más grandes, existen también iniciativas destacables, pero en ellas predomina una diferencia sobre las anteriores: no surgen del impulso institucional y por tanto suelen ser, al menos las que inciden en el hecho urbano, más ‘conflictivas’. Es evidente que ejemplos como los del ‘Cabanyal’ (Valencia) o Gamonal (Burgos) han influido en el devenir urbanístico de sus respectivas ciudades. Está ocurriendo algo parecido en Murcia, con las movilizaciones para el soterramiento ferroviario. En Cáceres, la polémica sobre el proyecto para explotar una mina en el entorno próximo está sacando a relucir una discusión interesante sobre el modelo de ciudad que se quiere. Sin embargo, en todos estos casos el detonante común es la protesta, el conflicto. Lo conveniente sería no tener que llegar al ‘enfrentamiento’ sino, como ya hemos apuntado, conseguir involucrar a la ciudadanía desde el principio, en todos aquellos procesos que acaban incidiendo en la realidad urbana.
10) Cuáles cree que son los retos a corto y medio plazo que deben abordar las ciudades intermedias cuanto antes para convertirse en sostenibles.



De alguna manera, ya se ha ido reflexionando sobre esto en las contestaciones anteriores, por lo que tataré de esbozar una suerte de conclusiones:
Para que sea sostenible, la ciudad intermedia debe:
·  Planificarse desde una ordenación territorial que trascienda de los límites municipales y entienda a aquélla como elemento crucial de un sistema de equilibrio social, ambiental y económico.
·  Activar la participación ciudadana efectiva desde el comienzo de los procesos decisionales.
· Construir (o rescatar) un sentido de identidad colectiva local (pensemos en el Genius Loci de Aldo Rossi, por el cual esa identidad lleva inmanente también una imagen ‘arquitectónica’)
·  Construir (o rescatar) una cultura ciudadana de convivencia y respeto por el medio ambiente.
·  Definir un modelo cierto de desarrollo local. Un modelo que no anhele emular al de la gran ciudad ni al del pequeño núcleo rural, sino que aproveche las cualidades de ambos y evite sus respectivas deficiencias; que reconozca sus relaciones de dependencia territorial e identifique sus potencialidades.
·   Lograr que Gobernanza y Plan sean integrales, para lo cual, en el primer caso hay que transformar las estructuras político-administrativas obsoletas (concejalías y departamentos sectoriales) en entes pluri-sectoriales de gestión coordinada ‘inteligente’, y en el segundo caso, incorporar a la ordenación urbanística las estrategias y proyectos de acción financiados/bles (EDUSI, Smart Cities, proyectos singulares de EBC, Interreg, Leader Plus, Planes VPP, Movilidad, Accesibilidad Universal…).
·    Hacer un continuo seguimiento de la acción política local, de la ejecución del Plan y de la dinámica urbanístico-ambiental, cuyos indicadores y diagnóstico permitan redirigir todas ellas (proceso circular sistémico).
Me gustaría finalizar citando a uno de los autores contemporáneos más prolíficos de normativa sobre suelo, Luciano Parejo, que resume lo que he tratado de transmitir al afirmar que la ordenación urbanística es «la organización espacial de la convivencia colectiva sobre el territorio».
Muchas gracias.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por esta interesante y necesaria entrada. Comparto la mayoría de opiniones de Carlos Sánchez Franco. Me gustaría aportar dos referencias que considero relevantes y complementarias a lo ya incluido en esta entrada:

    - Sobre herramientas de participación ciudadana: la herramienta desarrollada por la Comisión Europea Community-Led Local Development (CLLD)
    http://www.eesc.europa.eu/en/our-work/opinions-information reports/opinions/community-led-local-development-clld

    - Sobre buenas prácticas en aplicación de la ley de las 3Rs: el proyecto "Observatorio Ciudad 3R", liderado por la Fundación para la Ecología y Desarrollo, un proyecto colaborativo y abierto cuyo ámbito de estudio y de análisis es todo el territorio nacional, las diferentes escalas de intervención: edificio, grupo edificatorio, barrio, etc. y los tres niveles administrativos (nacional-regional-local)
    http://www.observatoriociudad3r.com/

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  2. Buenas tardes, Ángeles.
    Muchas gracias por su comentario y por aportar información de valor.
    Próximamente, celebraremos un panel de expertos en Cáceres. Si está interesada en participar, podríamos enviarle información. Seguramente, Carlos Sánchez Franco participará en el mismo.
    Seguimos en contacto y gracias de nuevo.

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